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~ NiMuE ~

Bizarre love triangle - Frente

Every time I think of you
I get a shot right through
Into a bolt of blue
It's no problem of mine
But it's a problem I find
Living the life that I can't leave behind
There's no sense in telling me
The wisdom of a fool
won't set you free
But that's the way that it goes
And it's what nobody knows
And every day my confusion grows
Every time I see you falling
I get down on my knees and pray
I'm waiting for the final moment
You say the words that I can't say

I feel fine and I feel good
I feel like I never should
Whenever I get this way
I just don't know what to say
Why can't we be ourselves
like we were yesterday
I'm not sure what this could mean
I don't think you're what you seem
I do admit to myself
That if I hurt someone else
Then I'll never see just what we're meant to be
Every time I see you falling
I get down on my knees and pray
I'm waiting for the final moment
You'll say the words that I can't say
Every time I see you falling
I'll get down on my knees and pray
I'm waiting for the final moment
You'll say the words that I can't say

~ My Inmortal ~ Evanescence

I'm so tired of being here.
Suppressed by all my childish fears.
And if you have to leave,
I wish that you would just leave.
Cause your presence still lingers here.
And it won't leave me alone.

These wounds won't seem to heal,
This pain is just too real,
There's just too much that time cannot erase.

When you cried I'd wipe away all of your tears.
When you'd scream I'd fight away all of your fears.
and I´ve held your hand through all of these years.
But you still have,all of me.

You used to captivate me,
By your resonating light.
Now I'm bound by the life you left behind.
Your face it haunts,
My once pleasant dreams,
Your voice it chased away,
All the sanity in me.

These wounds won't seem to heal,
This pain is just too real,
There's just too much that time cannot erase.

When you cried I'd wipe away all of your tears.
When you'd scream I'd fight away all of your fears.
I held your hand through all of these years.
But you still have,all of me.

I've tried so hard to tell myself that you're gone.
But though you're still with me,
I've been alone all along.

When you cried I'd wipe away all of your tears.
When you'd scream I'd fight away all of your fears.
I held your hand through all of these years.
But you still have,
All of me.

MASCULINO SINGULAR - Rosendo

Picaporte,
no es que yo me meta ni me importe,
pero si pierdes el norte,
no va a haber un Dios que te soporte.

Berberecho,
te pasas el día sacando pecho,
debes estar satisfecho,
un hombre debe ser hecho y derecho.

Y tu que no te quieres enterar,
midiendo tu marchita y al tran tran,
buscando la salida porque si hay una salida por aquí tiene que estar.

Y siempre vueltas a empezar,
no sabes si vienes o te vas,
buscando la salida porque si hay una salida por aquí tiene que estar,
ve despacito que te vas a fatigar,
amigo Saturnino masculino singular.

Inocente,
el que mucho abarca mucho miente,
y hasta de cuerpo presente,
luce presumido y reticente.

Saladillo,
lo quiere de ida y vuelta o sencillo,
echa a correr que te pillo,
sin descolocarme ni el flequillo.

Y tu que no te quieres enterar,
midiendo tu marchita y al tran tran,
buscando la salida porque si hay una salida por aquí tiene que estar.

Y siempre vueltas a empezar,
no sabes si vienes o te vas,
buscando la salida porque si hay una salida por aquí tiene que estar,
ve despacito que te vas a fatigar,
amigo Saturnino masculino singular.

Picaporte,
no es que yo me meta ni me importe,
pero si pierdes el norte,
no va a haber un Dios que te soporte.

Picaporte,
no es que yo me meta ni me importe,
pero si pierdes el norte,
no va a haber un Dios que te soporte.

Picaporte,
no es que yo me meta ni me importe
Pero si pierdes el norte,
no va a haber un Dios que te soporte.

PUTA- Extremoduro (Yo, Minoría absoluta)

Casi que a la fuerza recorro las horas y no me encuentra el día si no encuentro su boca
diciendo ¡venga , venga, que me vuelvo loca!.
Y ando entre su pelo y hay un agujero;
me subo a las estrellas
y me tiro de cabeza.

"Subí al árbol más alto
que tiene la alameda
y vi miles de ojos
dentro de mis tinieblas.(...)
Nosotras no las vemos,
Las hormigas comentan.
Y el caracol: mi vista
sólo alcanza a las hierbas"

Que nada me interesa de alrededor
y me subo a lo más alto de la locura,
me encuentro a mi princesa hablando con la luna
echándose carreras a ver quién es más puta.

Que no me da la gana pasar media vida
buscando esa frase que tal vez no exista.
¡No me mira! ¿Y qué cojones puedo decir?
Mi perro ya no quiere la comida
y en mi cabeza paso el día buscándote.

Llego a tus rincones llenos de flores
y por mis esquinas llenas de colores
se ha desbocao la primavera
la noche entera.

Bebo de una fuente caliente caliente
y vuelvo a ver al hada que nunca me abandona.
Cuando no estoy contigo domestico las horas
y hago que den brincos y hago que corran.

Que no me da la gana pasar media vida
buscando esa droga que tal vez no exista.
¡No me mira el sol que no me mira
si no me viene a ver una sonrisa!
y se me sale dando pedales
sin mi permiso una lagrimilla.

Llego a tus rincones llenos de flores
y por mis esquinas llenas de colores
se ha desbocao la primavera
la noche entera.

Que nada me interesa de alrededor
y me subo a lo más alto de la locura,
me encuentro a mi princesa hablando con la luna
echándose carreras a ver quien es más puta.

STANBY- Extremoduro (Yo, Minoría absoluta)

Vive mirando una estrella siempre en estado de espera.
Bebe a la noche ginebra
para encontrarse con ella.

Sueña con su calavera
y viene un perro y se la lleva,
y aleja las pesadillas
dejando en un agujero
unas flores amarillas
pa' acordarse de su pelo.

Sueña que sueña con ella
y si en el infierno le espera...
Quiero fundirme en tu fuego
como si fuese de cera.

Antes de hacer la maleta
y pasar la vida entre andenes,
deja entrar a los ratones
para tener quien le espere.

Sueña con su melena
y viene el viento y se la lleva,
y desde entonces su cabeza
sólo quiere alzar el vuelo,
y bebe rubia la cerveza
pa' acordarse de su pelo.

Sueña que sueña la estrella
siempre en estado de espera;
vuelve a coger la botella
y pasa las noches en vela,

...siempre en estado de espera.

BRIBRIBLIBLIBLI- Extremoduro (¿Dónde están mis amigos?)

Me acuerdo de tí, me cago en tus muertos,
no puedo dormir,
me sueño que has vuelto.
Sueño con tu piel, me siento mejor
ya no tengo sed, ya puedo bailar de flor en flor,
me vuelvo a perder entre el edredón
me vuelvo a quedar sin sol, sin sol, sin sol.
De tanto pensar,
de perder el tiempo,
de tanto privar
por poco reviento.
Sueño con tu piel me siento mejor
ya no tengo sed, ya puedo bailar de flor en flor,
me vuelvo a perder entre el edredón
me vuelvo a quedar sin sol, sin sol, sin sol.
Me coge de la mano
y yo me sueño con tu pelo
para estar tan colgado
hace falta echarle güevos.
Os regalo mis canciones
y me apuntan con el dedo
mira por donde va el Robe
para mí que ya está pedo.

Escuchando viejas canciones, sonriendo, echando hacia atrás la mirada te recuerdo, te veo, te siento y al darme cuenta de que no te tengo es cuando caigo, cuando me doy cuenta de que te necesito, que el morir es preferible a no tenerte.
La sonrisa se me borra, una lagrima recorre mi mejilla y un nudo en la garganta y en el pecho me apartan y me sumergen en otra realidad. Porque me duele aún quererte y no tenerte, pensarte y no tocarte. Y ahí me quedo, en mi oscuro y frío agujero, esperando que llegues y me salves.

Creeme

Creeme cuando te digo que mi mirada se pierde en el infinito, que te busca, que no te encuentra, que te anhela, que esa ansia por tenerte más cerca no desaparece, que nada que hagan, digan y por mucha gente que haya en mi vida, nada podrá jamás suplirte en ella, nada cubrirá el vació que dejaste, se que todo se acaba superando, pero dame tiempo, no quiero olvidarte. Un laberinto de puertas y sin salida aparece en mi cabeza, no me deja pensar, detrás de cada puerta estas tú, pero eres vano sueño, utopía. Acostumbrarme no es difícil, es simplemente algo imposible, algo impensable.
Los días pasan y la herida sigue abierta, yo sigo ausente, ausente seguiré hasta que tu vuelvas, ausencia permanente.
Tu recuerdo me mantiene, me enturbia y me envuelve, te persigo y no te hallo, todo se nubla todo oscurece y ahí sigo yo, cuerpo inmóvil, pesando 21 gramos menos, inerte hasta que tu regreses, viajando en profundos sueños a tiempos mejores, a tiempos en lo que tú aún poblabas mi vida. Alma muerta, alma errante.

En el rincón más oscuro de mi corazón

Ese día todos estábamos preocupados, él seguía enfermo, y los médicos decían que aquello ya no tenía solución, que habían hecho todo cuanto estaba en sus manos, pero que ya era demasiado tarde, solo quedaba esperar, y en esa espera hacerle el hombre más felíz, dentro de lo que cabe, y que estuviese sedado era lo mejor, ya que en ese punto tan avanzado de su enfermedad los dolores eran terribles.
Todos durante esos días vivíamos con el corazón en un puño, siempre pendientes de las noticias del medico, de cualquier avance o retroceso, atentos a sus susurros y delirios propios de la morfína, a los dulces besos y apretones de mano, a no dejarle solo, que se sintiera querido y para nada abandonado, que supiera que estábamos dispuestos a todo para que siguiera con nosotros.
Yo acababa de llegar de clase, y como todos lo días a esa hora el estaba comiendo, si es que a eso que tomaba se le pudiera llamar comida (eran batidos energéticos, ya que no podía masticar, era lo único junto con purés que su estado le permitía), llegué y me apretó la mano, me dio un beso, me dijo que me quería y me pregunto, con su vocecilla ya quebrada, que tal me había ido el día. En esas llegó mi hermano, también venia de clase, no sé que pasó pero entre mi madre y él me hicieron meterme en mi cuarto y ponerme música, al rato entró mi hermano y salimos a la calle, a la farmacia, a buscar no sé que medicamento, mi hermano me explico que le había entrado un pequeño ataque y que mi madre se había puesto muy nerviosa y por ello lo de meterme en la habitación. La farmacia estaba cerrada, y volvimos a casa, los dos intranquilos y yo temiéndome lo peor. Cuando entramos no me dejaron verle, la puerta del salón estaba cerrada, mi madre salió y me llevó a casa de la vecina, allí comí y me puse a jugar con sus niñas pequeñas, pero no podía quitarme de la cabeza la idea de que no me habían dejado quedarme, ¿y si este era el fin? No me habían dejado despedirme de él, intentaba borrar de mi mente todo pensamiento negativo pero una y otra vez bombardeaban mi cabeza ideas trágicas, frías, y no podía parar, un pensamiento llevaba a otro y una y otra vez me repetía a mi misma, para, para, ¡¡PARA!! Pero nada, yo y mis veloces pensamientos, todo un caso.
Después, a eso de las 5 de la tarde vinieron a buscarme mi hermano mayor y el que anteriormente había estado en casa conmigo y la hija de una amiga de mi madre, algo mayor que yo, me dijeron que si nos íbamos, que si me llevaban a clase, evidentemente no fuimos porque salía a las 5 de clase. Tenían los ojos llorosos, rojos y aunque trataban de disimularlo habían llorado, después de repetir incansablemente que no había pasado nada, nos fuimos a la casa de la chica que nos acompañaba, ella supuestamente no sabia nada de lo que le había pasado, únicamente lo que le habían contado mis hermanos, es decir, lo mismo que a mí, que había tenido un pequeño ataque y que ahora ya estaba mejor, en el clínico, en vigilancia, pero mejor.
Aquella noche dormí en su casa, estuvimos solas, creo, a mitad de la noche tuve un sentimiento, un sueño de que mi padre ya no estaba, de que se había marchado, de que ese era el último día que le había visto y que le volvería a ver.
A la mañana siguiente vinieron mis dos hermanos mayores, y me dijeron que ya había acabado todo, que ya no estaba con nosotros, todo lo que había pensado el día anterior había ocurrido, pero me lo tome mejor de lo que esperaba, me lo tome con tranquilidad, todos sabíamos que tarde o temprano iba a ocurrir, así que lo único que podíamos hacer era tomárnoslo lo mejor que pudiéramos.
Después fuimos a casa, me prepare y nos fuimos al tanatorio, yo aún no me creía que eso estuviese pasando, tenía la sensación de que de un momento a otro iba a aparecer, me iba a dar un beso y me iba a despertar de esa terrible pesadilla, pero nada de eso ocurrió.
Al tiempo descubrí que había muerto en mi casa, y no donde en un principio se me dijo, pero eso ya daba un poco igual, el caso era que ya no estaba y que no volvería.
De esto han pasado ya tres años camino de cuatro y aún lo recuerdo como si me hubiése pasado ayer, no me hago a la idea de no tenerle, me duele pensarlo, pero es así.
Se que a él no le gustaría que estuviese triste, pero es que hay momentos en que es irremediable.

OLOR DE SEPTIEMBRE

OLOR DE SEPTIEMBRE

Pues resulta que vas dando un paseo por calles de barrio viejo, a esa hora en que gotean las macetas de geranios y hay pescaderías abiertas, y tiendas de ultramarinos, y marujas charlando en las aceras, y una furgoneta con un gitano que vende melones. Te encantan esas calles y esas tiendas y esas señoras con carritos de la compra y vestidos estampados de verano, y la manera con que el gitano empalma la churri y pega dos tajos, chis, chas, para que caten el producto. Te gustan esas cosas, las voces en el aire, los olores, la luz en lo alto de las fachadas de las casas, el jubilado en pijama que mira desde el balcón. Uno casi quiere a la gente, así, en abstracto, en mañanas como esta.
Ese es tu estado de animo cuando, al pasar por una callecita estrecha, hueles a papel. No a papel cualquiera, ni a bastardas hojas de periódicos, ni a celulosa ni a nada de eso. Huele a buen y maravilloso papel recién impreso, encuadernado. A limpias resmas blancas, cosidas, encoladas. Huele a libro nuevo, y parece mentira lo que puede desencadenar un olor y su recuerdo. Entonces, con la cabeza llena de imágenes, tan asombrado, como si acabaras de dar un salto de casi cuarenta años en el tiempo, te detienes ante una puerta y ves una antigua prensa, y pilas de libros que están siendo empaquetados. No necesitas acercarte más para saber que se trata de libros de texto. Ese olor inconfundible sigue perfectamente claro en tu memoria, y casi puedes sentir entre los dedos el tacto de las tapas, ver las ilustraciones de las portadas, aspirar el aroma de esos libros de septiembre, que en otro tiempo contemplaste con una mezcla de expectación y recelo, como quien mira por primera vez un terreno desconocido por el que deberá aventurarse de un momento a otro.
Y en esas, zaca, das un salto hacia atrás, o es el tiempo quien lo da; y te ves de nuevo allí, en el almacén de la librería colegial, entre las grandes pilas de libros de la editorial Luis Vives, tapas de cartón y lomos de tela, clasificados por cursos y asignaturas: Historia de España, Gramática, Aritmética. Libros todavía medio envueltos en grandes paquetes de papel de estraza que olían a nuevo, a papel noble, a tinta virgen, a ese momento de la vida en que todo era posible porque todo estaba por leer, por estudiar y por vivir. Recuerdas tu fascinación al comienzo de cada curso, aquella forma en que tocabas por primera vez el lote de libros, abrías sus paginas, mirabas textos e ilustraciones. Hasta los que luego se tornarían odiosos campos de concentración o tormento chino – Matemáticas, Geometría, Física y Química -, en ese momento inicial, intactos, como la mujer hermosa y llena de enigmas, se dejaban acariciar envueltos en aquel aroma de papel mágico, que olían a promesas, y a misterio.
Ahora, con mas años por detrás que por delante, los misterios se desvelaron he hiciste buena parte de ese camino del que tales libros eran puertas. Sin embargo, aquí junto al almacén, el olor reencontrado, te permite por un instante regresar a ala casilla numero uno del juego de la oca, al punto de partida, al comienzo de casi todo,. Hasta te concede recobrar el roce, intacto de la mano masculina y segura que te conducía entre aquellas pilas de libros recién desempaquetados mientras iba entregándotelos uno a uno. Una mano delgada, noble, hace tiempo perdida, pero que revives ahora gracias a este olor, asiéndote otra vez a ella porque te sientes impresionado, conmovido, tímido ante las pilas de libros aun no abiertos, cuyos secretos, pobre de ti, tienes solo un curso para trasladar de su papel a tu cabeza.
Y así, en la estrecha callecita, inmóvil frente al almacén y traspasado de nostalgia, mueves silenciosamente los labios mientras recitas frases, latiguillos, fragmentos vinculados a ese olor, que luego te acompañarían toda la vida: Triste suerte de las hijas de Ariovisto. Fé – así, con acento-, esperanza y caridad. Todo cuerpo sumergido en un liquido. El ciego sol, la sed y la fatiga. Blanca, negra, amarilla, cobriza y aceitunada. Oigo, patria, tu aflicción. La del alba seria. Almanzor agoniza y muere a las puertas de Medinaceli. Ese O Cuatro Hache Dos . Puesto ya el pie en el estribo... Y de pronto sonríes, porque tienes la certeza de que, si alguna vez llegas a viejo, el momento en el que lo reciente se difumina y son los años lejanos los que se recuerdan, cuando también tu estés pie en el estribo y a punto de irte como todo se va en esta vida, seguirás recordando ese olor y esas palabras con la misma intensidad del primer día.